El ICCV y su aplicación al entrenamiento y a la competición

Los objetivos más relevantes por el que nos impulsaron a desarrollar este parámetro era la posibilidad de determinar, a través de la simple recogida de la frecuencia cardíaca durante el ejercicio, los siguientes aspectos relacionados con la práctica deportiva:

– Disponer de un valor numérico y “objetivo” de la carga interna del ejercicio.
– Conocer el estado de forma actual del aparato cardiovascular del atleta.
– Disponer de información para programar las cargas de entrenamiento u objetivos de competición inmediatos.
– Estimar su evolución física o de rendimiento en las sesiones posteriores.

En resumen, conociendo el valor de este parámetro podríamos disponer de una herramienta que nos facilita la programación del entrenamiento y objetivos deportivos del atleta.

Estos objetivos los hemos ido obteniendo, en mayor o menor medida durante el periodo que llevamos trabajando con el ICCV.

Es evidente que nunca se acaba de conocer totalmente cuál es el verdadero valor de un parámetro de monitorización fisiológica. La posibilidad de disponer de más experiencias prácticas donde poder contrastar su utilidad, nos aportará un entendimiento de su significado cada vez más correcto y conoceremos finalmente la mayor o menor información que de él se puede extraer.

Actualmente, el  ICCV lleva en fase de experimentación un periodo cercano los 2 años, y aunque hemos extrapolado su uso a registros anteriores con el objetivo de disponer de un base de datos más amplia, es evidente que la valoración diferida limita nuestra capacidad de aprendizaje.

Al mismo tiempo, los sesgos de nuestra población de atletas, la limitada variedad de su actividad al tratarse de una modalidad deportiva como el ciclismo de carretera, el alto nivel deportivo de estos sujetos (VO2 max >68ml O2/kg/min), el hecho de que en un 90% los datos son obtenidos en momentos de competición nos induce a pensar que la extrapolación a otras modalidades y niveles deportivos requiere prudencia. Por ello y reconociendo que hasta la fecha los resultados obtenidos han sido suficientemente esperanzadores, es el momento de apostar por su incorporación a la plataforma SPODHA y ponerlo al alcance de todos sus usuarios. Un uso más amplio de este parámetro acabará sin duda enriqueciendo nuestra capacidad de interpretación del ICCV.

Escalabilidad y normalización del ICCV en Unidades

Si bien los valores iniciales que resultan de aplicar el modelo matemático propuesto pueden ser muy altos (decenas o centenas de miles de ICCVs), somos conscientes de que, para facilitar la interpretación y el uso de este parámetro, necesitamos establecer unos rangos de valores sencillos. Estos deben ofrecer unas orientaciones claras a todos sus usuarios (preparadores, fisiólogos, médicos, atletas, etc.) que facilite su entendimiento y utilización.

Para ello hemos aplicado un cálculo de escalabilidad, normalizando los valores iniciales para ofrecer una escala del 0 a 100, en lo que denominaremos unidades ICCV (utilizando los valores iniciales de ICCV mínimo y el máximo en un periodo determinado. Si hacemos uso de un ejemplo: siendo el mínimo de un entrenamiento de 1.200 ICCVs y el máximo de 75.000 ICCVs de un periodo determinado, la “unidad de ICCV” de un entrenamiento en ese periodo con 54.000 ICCV sería de 72).

Esta escala de 0 a 100 nos permite tener unos valores de referencia que podamos aplicar en cada momento. Los usaremos tanto para conocer la exigencia de la carga de trabajo físico que hemos realizado, como para poder prever el tiempo que necesitamos para su asimilación y posterior mejora del rendimiento o incluso para compararlo con la misma carga física y así valorar la evolución del atleta.

Evidentemente las conclusiones que podemos presentar en este momento son específicas para un grupo de deportistas de alto nivel y la experimentación con este parámetro es cercana a los 2 años. En cualquier caso, a nuestro entender con el número de competiciones valoradas ya se han podido observar una serie de comportamientos o perfiles. Estos nos permiten enunciar una serie de consejos de interpretación del valor obtenido, que permitan al técnico, al atleta y al equipo médico beneficiarse de su uso.

El concepto de escalabilidad, al tratarse de una valoración individual, gana precisión a medida que tengamos un registro mayor de entrenamientos y competiciones del mismo atleta o comparemos periodos similares entre sí. Mientras el registro de actividades deportivas del atleta alcanza un número suficiente para aplicar su propia escala individual, por defecto se establecerá de forma estadística los valores de ICCV mínimos y máximos de la población estudiada hasta el momento. Esto cambiaría en el momento que el atleta vaya atesorando entrenamientos y se pueda aplicar estos datos a su escala de intensidad.

Método de aplicación del ICCV

En la Tabla 1, hemos resumido los criterios de aplicación del ICCV a la programación del entrenamiento.

cuadro unidad

* Se podrían hacer hasta 4 ó 5 sesiones consecutivas antes de necesitar 1 día de descanso para asimilar el entrenamiento.

Tabla 1. Criterios de aplicación del ICCV a la programación del entrenamiento.

Periodicidad recomendada

Con ello pretendemo orientar a entrenadores y atletas para que conozcan, en función del valor del ICCV obtenido durante el ejercicio, la frecuencia máxima, semanal o del microciclo, que a nuestro juicio se debería emplear para conseguir una correcta progresión del rendimiento del aparato cardiovascular en un atleta.

Es decir, una vez determinemos la unidad ICCV de un determinado entrenamiento, podremos entender mejor como incorporarlo al programa de entrenamiento y además valorar si la demanda cardiovascular se corresponde con un estímulo de entrenamiento buscado.

Al mismo tiempo este sistema permitirá al entrenador, elegir el tipo de entrenamiento que se adapte más a las posibilidades de ejecución del atleta en base a las recomendaciones mostradas en la Tabla 1.

Periodo de asimilación

Otro aspecto que recoge nuestra tabla de recomendaciones es el tiempo asimilación de dicha carga.
Evidentemente, en este aspecto es estimativo y ha sido calculado en base a la experiencia recogida con atletas de élite en competiciones de máximo nivel internacional; somos conscientes también de la imposibilidad que supone determinar la exigencia muscular o metabólica que podría ser inherente a la gran variabilidad de entrenamientos que se pueden plantear. Podría ocurrir que la inflamación muscular o metabólica podría alargar estos periodos de asimilación propuestos, pero pensamos que no debería en ningún caso ser inferiores a los descritos en la Tabla 1.

Cuando indicamos, en la primera columna de la Tabla 1, el número de días que deberíamos necesitar entre sesiones a cada intensidad, eso no significa que no podamos realizar entrenamiento ni deberíamos de guardar reposo absoluto, sino que podríamos elegir entrenamientos inferiores a esa intensidad o incluso inferiores a las 20 unidades ICCV si el atleta refiriera sensaciones de fatiga crónica.

Riesgo de sobrecarga

Al mismo tiempo, la alta exigencia de la competición nos ha permitido observar experiencias que nos han ayudado a determinar los valores máximos de ICCV recomendados para evitar que nuestros atletas sufran un episodio de sobrecarga que puedan conducir a un sobreentrenamiento.

Hemos señalado aquellas densidades de trabajo cardiovascular que podrían provocar estas situaciones que podrían llegar a ser lesivas para los deportistas. Superar estas recomendaciones en competición es una práctica frecuente, pero en entrenamiento podría suponer un perjuicio para el rendimiento futuro del atleta.

Entendemos que esta tabla se verá modificada y adaptada en base a las diferentes modalidades deportivas en las que se aplique.

Somos conscientes de que las modalidades más interválicas requerirán niveles de ICCV más bajos para alcanzar el riesgo de sobrecarga y/o sobreentrenamiento y aquellas
modalidades de resistencia o fondo, podrán ver en esta tabla una ayuda más directa sobre lo que están realizando en este momento al ser en este tipo de atletas donde hemos recogido más valores.

Perlas para el uso del ICCV

No es el objetivo de este capítulo describir cada uno de los detalles obtenidos con el ICCV, pues muchos de ellos aún están en fase de verificación o son muy específicos como para ser comentados brevemente. Pretendemos que suponga una introducción y guía simple para que aquellos técnicos que quieran experimentar con este parámetro tengan puntos de referencia útiles y que les permita contrastar su utilidad o no.
Creemos que, aunque la mayor parte de los datos que han enriquecido este estudio han sido extraídos en momentos que representan un nivel de mayor exigencia, son perfectamente aplicables a momentos de entrenamiento.
Por ello no vamos a dejar de pasar la oportunidad de describir algunos de los aspectos más generales y aplicables que hemos observado durante su desarrollo y puesta en práctica.

Vamos a dar una serie de consejos que faciliten al entrenador y al atleta la incorporación inmediata del ICCV como uno de los parámetros de monitorización de carga interna más eficaces durante el proceso de entrenamiento, tanto en el periodo de un microciclo o de un mesociclo:

1. Sabemos qué un valor medio de 40 unidades de ICCV supone una carga estándar diaria qué representa un estímulo suficiente para conseguir una mejora en el rendimiento del atleta, superar este valor por un periodo superior a los 10 días podría ser posible en competición, pero no lo vemos recomendable en fases de entrenamiento.

2. Podemos afirmar que la acumulación de más de 300 unidades de ICCV durante un microciclo de entreno, podría conllevar a poner el organismo el riesgo de sobrecarga o sobreentrenamiento.

3. También hemos podido observar que superar las 700 unidades de ICCV en un mesociclo de 3 semanas de carga podría llevar al organismo a una situación cercana al sobreentrenamiento.

4. Por otro lado, hemos observado cómo, un periodo de carga superior a los 15 días con un componente cardiovascular elevado es decir en modalidades de resistencia, podría suponer que la carga realizada tenga dificultades en ser asimilada totalmente. Hemos observado que  la carga de 500 unidades ICCV, requiere un mínimo de 12 a 15 días en aquellos atletas con rendimientos más destacados.

5. Este último dato nos lleva a pensar que la mayor fiabilidad del ICCV la vamos a obtener en las dos primeras semanas de cada mesociclo. En otras palabras, creemos que el ICCV es más eficaz cómo parámetro de monitorización de carga durante las dos primeras semanas del mesociclo.

ICCV Óptimo

A continuación, pasamos a exponer algunos de los signos que consideramos positivos en la monitorización con el ICCV:

1. Alcanzar valores cercanos a 100 en una única sesión, lo podemos relacionar con un estado cardiovascular óptimo.

2. En entrenamiento no se deberían realizar cargas de trabajo que rompan la linealidad, es decir, la progresión en el valor de ICCV obtenido es una garantía de progresión correcta en la asimilación del entrenamiento. Incrementos diarios de 30-45 unidades ICCV, sería la progresión optima en periodos de carga. La carga incremental diaria para considerar un periodo de entrenamiento estable suele suponer una unidad de 40 ICCV.

3. Ante la pregunta de si  hay un perfi ICCV óptimo que nos oriente a un rendimiento más positivo en el futuro, podríamos decir que cuando observamos unos valores acumulados de ICCV que se acercan más progresivamente a la linealidad, con factor de correlación cercano a la unidad, el rendimiento final ha sido generalmente superior y el rendimiento alcanzado tras el posterior proceso de asimilación de la carga (7-10 días), es óptimo.

4. Otro aspecto que hemos observado en el atleta en buen estado de forma, es que los valores obtenidos en las sesiones de recuperación no suelen ser inferiores a un ICCV de 10.

Todo ello nos lleva a plantear que  el ICCV puede ser una herramienta muy útil para cuantificar la carga que un deportista puede y debe realizar durante un mesociclo de trabajo, si quiere conseguir un resultado y un rendimiento óptimo al acabar éste, o mantenerlo durante todo el periodo de la mejor manera posible.

Reproductibilidad de Cargas

Otro de los aspectos que nos va a facilitar la interpretación de la carga interna que está soportando el atleta es el hecho de conocer por experiencias previas con el mismo atleta en situaciones similares, que determinados entrenamientos deben responder y alcanzar una carga de  ICCV determinada.

Si esta reproductibilidad ante la misma carga no se produjera, esto podría suponer que existe una fatiga cardiovascular acumulada u otro problema como una infección incipiente, etc y que podría estar desaconsejando mantener la carga de trabajo o indicándonos que el periodo de recuperación debe de iniciarse.

Al mismo tiempo, la obtención de un valor similar de ICCV, con rendimientos diferentes ya sean positivos o inferiores a los obtenidos en ocasiones previas, nos pueden indicar si el atleta está aún en fase de asimilación del trabajo previo o, por el contrario, su rendimiento es superior al previo al haber finalizado su periodo de adaptación.

Dentro de un mismo microciclo si observamos una tendencia lineal ligeramente creciente, de los valores de ICCV, esto nos indicaría que el atleta está en buenas condiciones para asimilar la carga de trabajo.

Cuando observemos que la tendencia semanal o del mesociclo es descendente, podemos empezar a intuir que existe un proceso de fatiga cardiovascular asociado y que sería conveniente introducir algún día de descanso o sesión de regeneración.

Pero, por al contrario, no deberíamos preocuparnos si observamos esta deflexión o aplanamiento de la curva después de 15 días, pues en la práctica este signo nos indica que el rendimiento será positivo aún una semana más y que una vez finalizado el mesociclo con el consiguiente periodo de tapering el rendimiento podría ser óptimo en un plazo de 7 a 12 días.

¿Ahora Qué?

Es evidente que a medida que la aplicación matemática dé soporte al ICCV, éste ganará fiabilidad y nos aportará un dato de carga interna más útil.

No por ello debemos olvidar todas sus limitaciones y somos conscientes de que el diseño de un parámetro de carga interna que no se apoye exclusivamente en la frecuencia cardiaca, sino que aporte además información sobre aspectos musculares, metabólicos y estructurales del organismo del atleta debe ser un reto futuro para toda la comunidad deportiva.

Sin embargo, dado que la respuesta cardiovascular es un extremo determinante de la respuesta sistémica del deportista, esto hace que el ICCV sea un parámetro sólido de monitorización y de predicción de la adaptación del deportista.

En resumen, el ICCV es un modelo matemático basado en el seguimiento de deportistas de alto rendimiento que evalúa y predice (o estima) la adaptación al entrenamiento. Es un modelo de cuantificación y de predicción que ayuda a la planificación del entrenamiento y que en SPODHA puedes utilizar.

Dr. Manuel Rodríguez Alonso
Dr. Benjamín Fernández-García

[www.humananalytics.es]

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